¿Jugamos?

septiembre 27, 2023

Este artículo está basado en el Manual ¿Jugamos? escrito con el propósito de entregar a los maestros y facilitadores, una serie de juegos, actividades y retos que desde la educación experiencial desarrollan las competencias emprendedoras en la etapa escolar

Para empezar hablemos sobre el juego… ¿sería muy atrevido señalar que nuestra dinámica diaria está condicionada por el juego y entre ella, la dinámica de las relaciones interpersonales? Por ejemplo, jugamos mientras estudiamos, trabajamos, hacemos las tareas cotidianas, mientras caminamos por la calle (¿quién no ha jugado a no pisar la raya o, a salpicarse en los charcos que quedan en la calle después de un aguacero o, por el contrario, a esquivarlos de un salto?); vivimos inmersos en el juego: el juego de la seducción, el juego de las palabras, en el juego de la guerra, el juego de la vida, …En fin, “siempre” estamos jugando, consciente o inconscientemente. El juego nos permite entonces, escaparnos de la vida cotidiana, sin necesidad de excluirnos de ella misma, ya que es un “como sí”.

Huizinga

(1995)

En conclusión, el juego, al igual que el inconsciente, no puede no manifestarse, y nos damos cuenta de esto a partir de sus características más destacadas: descarga vital, impulso biológico, preparación para la vida, proceso de socialización, entre otros; características que permiten la manifestación del juego en diferentes formas como: de imitación y representación, azar, competencia, riesgo, vértigo, imaginación, construcción, concursos de fuerza-destreza e inteligencia, sensorial, atención, observación y memoria. Bolaño Mercado (2006).

Ahora hablemos de Educación Experiencial:

La educación experiencial, desde un enfoque educativo, ve al participante como ser competente y responsable en la construcción de su propio conocimiento, apoyado, por supuesto, en sus saberes y experiencias previas; dicho enfoque lo lleva constantemente al reto, persuadiéndolo o invitándolo a que se atreva a desaprender aquello desactualizado o que ya no necesita, para volver a aprender y aprehender (es decir, interiorizar y hacer conscientes nuevos conocimientos). En este sentido, dicho enfoque valora su saber y lo reconoce como protagonista de su proceso, guiándolo hacia el autodescubrimiento de habilidades, destrezas y capacidades no reconocidas o poco exploradas.

A diferencia de otros enfoques de enseñanza-aprendizaje, la educación experiencial se caracteriza por dos aspectos importantes:

  • El tipo de actividades (juegos, retos, técnicas) que se realizan, ya que como veremos más adelante son altamente variadas: por los espacios y escenarios donde se pueden realizar, la gran variedad de materiales y elementos que intervienen, las metáforas implementadas para seducir y provocar al participante a jugar con una mezcla de fantasía y realidad y, finalmente, por la conexión emocional que pueden generar consigo mismo, el otro y el entorno. Importante aclarar que, la actividad es un pretexto para…(propósito) y no el fin. En conclusión, la experiencia como fuente de aprendizaje nos lleva a darnos cuenta también que realmente no somos ajenos a la experiencia, porque, somos la experiencia.
  • La posibilidad de generar aprendizajes notables, a partir de lo que la metodología denomina “los círculos conversacionales” o “debrief”, ya que este momento es igual o más importante que el reto mismo, es, en este proceso reflexivo, donde el participante por medio de preguntas “poderosas, potentes, provocadoras o cuestionadoras”, direccionadas por el facilitador/docente es posible que llegue al “darse cuenta” (de sus acciones, palabras, gestos, creencias), para luego ser orientando y/o  persuadido al “hacerse cargo”; en este sentido, se aplica la acción de experiencia-aprendizaje, desde la reflexión, donde de manera individual y colectiva, se reconocen tanto las acciones positivas, como las de mejora, llevando al participante y al colectivo (grupo o equipo), hacia el autodescubrimiento de sus habilidades, tanto personales como sociales, o a la necesidad del fortalecimientos de éstas, algunas pueden ser: auto confianza, seguridad en sí mismo, comunicación asertiva, trabajo cooperativo y colaborativo, planificación, liderazgo, gratitud, gozo y alegría; competencias básicas para un relacionamiento efectivo del ser humano congregado para el cumplimiento de un objetivo común, si ese fuere el caso.

Dado lo anterior, la educación experiencial se sale de los métodos tradicionales de enseñanza-aprendizaje, donde el conocimiento está en manos de un sujeto/actor que lo imparte y otro que está dispuesto a recibir dicho conocimiento en muchas ocasiones de forma pasiva.

¿Por qué Hablar de Educación Experiencial y Emprendimiento?

Como se mencionó en los primeros párrafos de este texto, las competencias que busca desarrollar o afianzar la educación experiencial, coinciden con las capacidades que se fomentan y estimulan en el proceso pedagógico para el fortalecimiento de las competencias emprendedoras en edades tempranas.

 Por lo tanto, mientras más herramientas tengan los estudiantes, mayores serán las posibilidades de éxito, independiente del rol que asuman en su futuro, ya que pueden contribuir con su potencial como empleados o colaboradores que aporten valor a su organización desde su puesto de trabajo y sean capaces de integrar equipos de trabajo de alto desempeño; como emprendedores, desde la capacidad de leer su contexto y poder convertir un sueño en idea y una idea en una gran realidad o, como empresarios generadores de empleo, calidad de vida y desarrollo económico.

Antes de iniciar con un proceso basado en la educación experiencial, es importante tener en cuenta varios aspectos a saber:

  1. Tener claridad en el objetivo de la sesión y temas a abordar.
  2. Identificar las necesidades del grupo y su relación con el reto, juego o técnica a realizar.
  3. Etapa del desarrollo del equipo o madurez y sus experiencias previas.
  4. Disponer de los recursos necesarios para su realización: materiales, espacio físico (abierto o cerrado), número de participantes, nivel de complejidad de la técnica, ambientación del espacio, conocer la técnica (para ello se pueden realizar ensayos o simulaciones previas), momento emocional del grupo. Todo lo anterior se conoce con el nombre de Alistamiento.
  5. Determinar o establecer acuerdos con el grupo. (Todos ponen)
  6. Tener siempre presente en la etapa de planeación el “Ciclo del aprendizaje experiencial”. (Ver anexo)
  7. Realizar ajustes o variables si es necesario.
  8. Tener muy claro que el protagonista del proceso es el participante y no el facilitador/docente.
  9. Este tipo de ejercicios, retos o técnicas tienen la finalidad de afianzar las relaciones, demostrar habilidades y destrezas y no de generar rivalidad o competencia. La única competencia es la que cada uno pone al servicio del equipo.
  10. En este tipo de estrategias o enfoques educativos es fundamental tener en cuenta que la seguridad de los participantes (física, psicológica y emocional) es lo más importante, por lo tanto, es innegociable.

Definición de acuerdos (siempre se realiza antes de iniciar cada taller): teniendo en cuenta la definición del término acuerdo, entendiéndolo como un convenio entre dos o más partes a partir del resultado de un proceso de negociación o deliberación de un tema concreto para tomar una decisión, buscando siempre el beneficio para todos. Con base en los anterior, se invita al grupo a construir los acuerdos que serán las pautas para la buena convivencia y cumplimiento del propósito de la jornada.

La palabra acuerdo, proviene del latín accordare, formado a su vez por la partícula ad ac, que quiere decir ‘asimilación’. La otra partícula latina que conforma el término es cord, que quiere decir ‘corazón’. Lo que indica que es la expresión de diversas voluntades unidas en pro del bien común.

Algunos temas que el facilitador/docente debe considerar para su construcción son: respeto por la palabra del otro, evitar los señalamientos personales, buscar la construcción de aprendizajes o concretar conclusiones, manejo adecuado del teléfono celular u otros distractores, entre otros.

A continuación compartimos tres de las 50 actividades incluidas en el Manual ¿Jugamos? que se clasifican en  experiencias de aprendizaje que fortalecen en los estudiantes las siguientes capacidades emprendedoras:

Capacidad para relacionarme con otros, que incluye: Inteligencia emocional, empatía, confianza y honestidad.

Capacidad para liderar mi vida, que incluye: iniciativa, planeación y gestión del tiempo, responsabilidad, resolver problemas o conflictos, orientación al logro, atención al detalle, negociación, compromiso.

Capacidad para comunicarme, que incluye: escucha activa y empática, pensamiento crítico, asertividad.

Capacidad para trabajar en equipo,  que incluye: consciencia de equipo, auto confianza y confianza en el otro, honestidad, solidaridad.

Capacidad creativa y de innovación, que incluye: resolución de problemas, observación y atención al detalle.

Referencias

Huizinga, Johan. 1995. Homo Ludens. Alianza Editorial Madrid.

Bolaño Mercado, Tomás. 2006. Diccionario de Recreación. Editorial Kinesis. Armenia.

Galeano, Astrid y Cardona, Ivone. 2006. Ludoteca más allá del juego. Editorial Kinesis. Bogotá.